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En los bosques de Georgia, en una casa medio en ruinas… (segunda parte)

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En primer lugar, me gustaría dar las gracias a todos los que habéis participado en el desafío. Os escribo desde el aeropuerto de Amsterdam, en un vuelo colapsado y con  amenazas de overbooking, creo que aquí hay material para salir en las noticias. La verdad es que me lo he pasado muy bien viendo los debates tan sangrientos sobre la autoría del asesinato. Pero no, no fue el pobre Alvin, ni el mayordomo, ni siquiera Jack el Destripador. La pobre Virginia se murió ella solita. Así que la ganadora del premio especial es mi “compi-english”, Gabriela. Y su regalo es algo muy especial: un tanque que vamos a pasear por San Gregorio, estoy deseando dar ese paseo, morena…

Pues sí, la pobre Virginia se murió ella misma y entre tanta cucaracha, basura y marido peleón, es una de las historias de amor más bonitas que he oído en los últimos tiempos. Os cuento.

Habíamos dejado al pobre Alvin en chirona porque todo el mundo daba por hecho que él era el culpable. El pueblo ya había emitido su veredicto de culpabilidad y a parte de la silla eléctrica poco más podía esperar nuestro amigo. Ni siquiera un abogado que le defendiese, porque nadie creía en su inocencia. Finalmente un buen samaritano, me imagino que siguiendo el lema “que hablen de mi aunque sea mal” decidió hacerse cargo de su defensa.

Lo primero que hizo el abogado fue visitar la casa donde vivía la pareja. Allí entre kilos y kilos al más estilo síndrome de Diógenes, descubrió que las pareces estaban empapeladas con cartas. Y para sorpresa eran cartas de amor de Virginia a Alvin. El pobre no daba crédito a lo que leía y empezó a pensar que, a lo mejor, sólo a lo mejor, “el matrimonio católico” en el que ninguno de los dos se zurraba (me encantó escuchar estas palabras en boca de Alvin), era verdad. ¿Sería posible que Alvin no hubiese asesinado a su esposa?.

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En primer lugar, el abogado debía demostrar que la letra de las cartas correspondía a la difunta, pero ¿cómo hacerlo cuando no se tenía ningún documento con el que poder comparar en los últimos treinta años? Recurrieron a algunas firmas notariales y así corroboraron que efectivamente Virginia había escrito las cartas de amor que se podían encontrar por toda la casa. En este punto, el abogado estaba seguro que a la difunta no se la había “trepao” el marido, que diría mi padre, pero ¿cómo desmontar todas las evidencias que avalaban el dictamen del forense?

La familia de Virginia había contado a los investigadores que, de pequeña, había sufrido ataques epilépticos. Virginia hacía años que no tomaba su medicación, porque a parte de epiléptica, estaba un pelín chiflada y pensaba que su enfermedad iba a ser curada por Dios (no comment). Los detectives consultaron con un reputado neurólogo, especialista en epilepsia y tras examinar las petequias que presentaba el cadáver, determinó que eran perfectamente compatibles con lo que se denomina muerte súbita por epilepsia.

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Según el neurólogo, la muerte súbita por epilepsia puede ocurrir sin que sean evidentes los ataques tan característicos que sufren estos pacientes y son sufridos por pacientes que no toman medicación o no están siendo controlados correctamente. En muchos casos, el paciente muere durante la noche sin que su pareja note que ha tenido el ataque. Según Alvin, la tarde anterior a su muerte, Virginia había sufrido un ataque epiléptico muy fuerte, pero cuando se acostó parecía que se sentía mejor. Eran estos ataques, la razón por la que nadie había visto a Virginia durante treinta años, ya que se sentía profundamente avergonzada por culpa de ellos.

Tal vez las petequias quedaban aclaradas por la muerte súbdita por epilepsia, pero como explicar los moretones que se veían en su cuello y que sugerían una posible muerte por estrangulamiento?

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Aquí es donde entra en juego, nuestra avispada forense local. La pobre señora acababa de ser elegida forense y el primer trabajito que se encuentra es la extraña muerte de la esposa del tipo más odiado del pueblo. La pobre señora, que solo había visto asesinatos por la tele, mando sacar sangre para hacer un análisis de barbitúricos al adjunto y éste que era tan “avispao” como su jefa, no se le ocurrió mejor lugar que el cuello para obtener la sangre. Al día siguiente, cuando el forense de verdad procedió a hacer la autopsia oficial, se encontró con el veredicto de su colega, las petequias y los moratones en el cuello como consecuencia de la extracción del día anterior. Blanco y en botella.

Afortunadamente, gracias a las cartas de amor de Virginia y a la pericia del abogado la historia pudo ser aclarada. Alvin y Virginia tenían un “matrimonio católico” (me encanta) y parece ser que se llevaban muy bien. Virginia decidió aislarse del mundo exterior por el complejo que le causaban los ataques epilépticos y porque estaba hasta el infinito y más allá de su familia meticona (esto es deducción mía). Alvin que bebía los vientos por ella le dejó vivir su vida como ella quería, encerrada en casa, viendo la televisión y escribiendo cartas de amor o copiando trozos de la biblia. La tarde anterior a su muerte, Virginia sufrió un ataque epiléptico que se repitió al lo largo de la noche, falleciendo. Al día siguiente, Alvin la encontró muerta, así que salió a pedir ayuda. ¿Por qué no paró en la estación de bomberos?, porque había tenido un contencioso con ellos y temió que no le prestasen ayuda. En realidad, como estaba peleado con todo el pueblo, temía que nadie le prestase ayuda, así que tuvo que ir hasta la única cabina a las afueras del pueblo a la que aun no había demandado. ¿Por qué llamó a un hospital que se encontraba a 50 km en lugar de llamar al comarcal que estaba a 10 minutos?, porque era el único que conocía y al que había llevado a su madre cuando enfermó. Probablemente no le había dado tiempo a enemistarse con ellos aún (esto es deducción mía también).

Como veis la historia es muy sencilla, no hay asesinatos, ni asesinos, solo una historia de amor, una muerte prematura y un montón de prejuicios. Este capitulo me hizo plantearme varias cosas:

  •  Las relaciones de pareja son muy extrañas, ¿verdad? Desde fuera, nos pueden parecer extrañas, tóxicas, sin sentido, pero como una vez me dijeron, los matrimonios son una máquina perfectamente engranada por dos y funciona o no independientemente o a pesar de nuestras opiniones. A veces, nos permitimos dar opiniones, a favor o en contra de relaciones, solo porque pensamos que estamos en posesión de la verdad. Las relaciones son como las familias hoy en día, las hay de todos los gustos y sabores y no son ni mejores, ni peores, solo doferentes. ¿Cuántas veces os habéis sentido superiores a otra pareja solo porque no se comportan de acuerdo a vuestros cánones? Yo muchas veces, mea culpa.
  • A veces juzgamos a la ligera, prejuiciamos y suponemos cosas que no son ciertas. Probablemente Alvin fuese un tipo insoportable, pero era insoportable de puertas para fuera. Estoy convencida que antes se hubiera cargado a los macizos bomberos que a su esposa. Pero todo el mundo dió por hecho, yo incluida, que el había asesinado a su mujer, solo porque era un tipo broncas y antipático. Este es un caso extremo, pero ¿cuantas veces nos hemos sentido un “Alvin” o hemos juzgado a un “Alvin? Yo muchas veces, mea culpa.

 Espero que os haya parecido interesante el triste final de una historia de amor feliz. Nos vemos!!!!!!

10 comentarios sobre “En los bosques de Georgia, en una casa medio en ruinas… (segunda parte)

  1. Quisiera añadir una crítica al relato de los hechos que, aunque seguramente habría pasado desapercibido a la mayoría de los lectores, contiene la clave para la resolución del entuerto. En ningún momento se menciona que en el examen preliminar se tomasen muestras de sangre, y mucho menos que fueran del cuello. Sin ese detalle la investigación se complica.

    Tengo que confesar que la lectura de la primera parte me dejó intrigado e investigué. De mi búsqueda sólo pude dar con la causa real de la muerte, pero no quedaron resueltas las dudas surgidas a raíz de los datos aportados.

    Coincido contigo en que los juicios se hacen más con los prejuicios que con una mente analítica, y tenemos tendencia a examinar y juzgar, de forma crítica, las vidas de los demás.

    Ahora sólo puedo decir una cosa: ¡QUIERO OTRA!

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    1. Jajajaja, conste que no me he saltado nada del relato. Cuento todo en el mismo orden que lo presentan en el video, pero por eso hacía hincapié en que eran unos forenses locales que lo mas cerca que han estado de un muerto es cuando se reunían los días de matanza a hacer chorizos y morcillas…

      Gracias por participar!!!!!

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  2. Vale, o sea, que acerté el pleno? Al final es que me lié un poco con el nombre, pero lo otro, le pegué prácticamente a todo, desde que Georgia estaba casada con Alvin, hasta que se había muerto.

    Si, una historia de amor bonita. Sabes que la hermana de Virginia insistió en que si él no la mató fue el culpable de su muerte? Además de las conclusiones acertadas que sacas puedo agregar otra. Si esa chica, que seguramente tuvo una vida un poco extraña, por decir lo menos, en su casa, que se casó con un hombre mayor que ella siendo aún muy joven y siguió toda su vida unida en exclusividad a ese hombre, no quería ver a su familia, por qué esa familia cree tener más trascendencia que ese hombre y mayor relevancia en su vida? Estuvo 27 años recluida por su agorafobia, su miedo a ser vista, su vergüenza a ser una enferma (y vamos que era fea de cojones) y su marido era lo único que tenía, pero ese único era completamente incondicional con ella, cosa que no todos conseguimos en la vida.

    El jurado, en su veredicto, declaró “His wife was the only thing he had, so why kill her?” El haberla entendido y apoyado en su decisión de encerrarse en casa en completa soledad, que era lo que realmente ella quería y necesitaba se lo compensó Virginia con sus cartas, porque fueron esa prueba de amor y de lo feliz que era en su vida, lo que al final le salvaron de los juicios arteros y prejuicios insidiosos.

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    1. Que no le has pegado a una…, jajajaja. Sí, coincido contigo en que es una historia de amor preciosa, aunque sea entre cucarachas…, solo ellos supieron entenderse y darse lo que cada uno necesitaba aunque la sociedad no lo entendiese. Muchas gracias por participar!!!!!!!!!

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  3. Ufff, me parece que no me fue bien. Cuando dicen, muchas gracias por participar, realmente quieren, decir, gilip…, que no te hemos echado del concurso porque lo iban a ver todos y quedaba feo. No te preocupes, que lo he escuchado en mi corta vida muchas veces, en carreras, reinados de belleza y en todo lo que he sido agradecido por participar.

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  4. Tuve que cortar y pegar estos artículos en Google Translate, pero valió la pena. Eres un escritor excelente y muy preciso. Me gustaría contar toda la historia, pero aparentemente los editores pasan por muchas historias geniales. El esfuerzo continúa. Gracias por escribir sobre nuestro caso. – McCracken Poston

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    1. Hi Mr. Poston, it’s really amazing that you found this post about the case of Virginia and Alvin and it is even more incredible that you have decided to comment on it. It really has been a very pleasant surprise.
      Certainty, although the protagonist should not be the lawyer, in this case one of the things that Ana pointed out was the luck that Alvin had to find someone to represent him taking the trouble to look for more evidence. It had already been decided that he was the culprit and the truth is that it would have been very sad that it had been like that. Although the case is filed as a success of the forensic evidence, in a program dedicated to it, this episode is specifically about a love story and Alvin’s luck to have found someone who believed and sculpted. I wish you the best of luck in your profession, which I have no doubt will have. Greetings from Spain.

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